Espero que habéis disfrutado de este largo viaje hacia la infancia en compañía de Titú, Sebastian, sin olvidar el gran Malako, animal ladrador como no los hay.
En cuanto a nosotros, ha sido un placer hacerles descubrir nuestras historias desde la parte íntima de nuestros recuerdos.
Os agradecemos a todos haber hecho este viaje en nuestra compañía.
Pero como lo decía el Malako, mientras hay un hueso que roer, queda una pizca de esperanza, por muy remota que sea.
Baja el telón, es de noche y la luna nos acompaña.
¡Qué disfrutéis del silencio!
Carlos, Cris y Titú.